Por: Puly Gomez
A mi mente llegan los recuerdos de lo que era un velorio en mis años de infancia, un evento que a pesar del dolor que implica, en nuestro país adquiere características muy particulares.
Un velorio, es la reunión de familiares y allegados de una persona en las horas que siguen a su muerte, y antes de su entierro.
En la República Dominicana este tenia una característica muy especial, como pienso que no será en otra parte del universo. Los hombres guardaban un traje para asistir a los velorios y a los cumple mes, no lo usaban para fiestas, porque decian que eso daba mala suerte ; en el caso de las mujeres, algunas buscaban una falda prestada, ya que por lo regular no tenían la apropiada para estos casos.
Al entierro, entonces le seguía el período de luto . Cuando el difunto no era familiar cercano se guardaba medio luto, el cual consistía en el uso de una camisa o blusa blanca, una falda negra, y unos zapatos de tacón bajo para caminar ; cuando el difunto era cercano, se guardaba el luto cerrado.
El luto cerrado le tocaba a la viuda, a esta se le hichaban los ojos de tanto llorar, por lo regular se mantenía con la cara tapada. También estaba el luto de nueve días, este consiste en permanecer vestido de negro durante los rezos de los nueve días. Cuando eran primos o vecinos, se acudía al disimulo, es decir, se usaba ropa morada, eso era para identificarse con el dolor… La vecina le pasaba sopa a la viuda, ya que esta casi no comía en esos días.
Muchas veces se vistian de blanco porque el muerto no quería luto, a la ropa blanca se le ponía un detalle.
En el entierro pasaba de todo, había que caminar varios kilómetros, ya que una mayoría de los cementerios quedan en las afueras de los pueblos. Si el difunto era gordo lo llevaban rápido, es obvio que este pesaba mucho… Los hombres que llevaban el ataúd buscaban ayuda con la mirada, ya que tenían las manos ocupadas. Los más experimentados la cargaban del lado de los pies porque pesaba menos.
Ya en el cementerio, algunos voceaban a todo pulmón ¡presentenlo!
También se escuchaban frases como : esa es la única verdad, para allá vamos todos.
Otras frases eran: por eso es que no se puede afanar; tanto que luchó y mira donde va; para que los hijos acaben con todo.
Hasta aquí llega mi añoranza.