La columna de : Katerine O. Rocha
No quiero posturas rebuscadas.
Puedo ir entaconada hasta un parque
(Como en desfiles por pasillos siderales).
Saltar por aire
jugar por tierra
entre hojas
sueltas
y balón en mano.
Poder, si quiero, enderezar espalda;
dejar libre las ideas fantasiosas y sostener la madurez
con la que mis ojos hablan.
Ser estoica. Alisar pliegues y cubrir con vestimenta de Corte imperial.
Actitud solemne con la que he de dirigirme ante el mundo.
Ser de prole azul divina
y con tu roja emparejarme…
Puedo, de querer,
en mesa redonda
bordearla de páginas leídas;
rediseñar tu cuadrado
espacio.
¡Hablar fuerte si quisiese, pues hija soberana de esta tierra soy!
Sumisión, si me enternece;
suavidad a denotar modales
aún con puño firme
sobre los mismos pies que calzas.
Puede un tacón alto dibujar formas de mujer a dignificar roles…
Pero estos mis pies descalzos,
no cansados,
refrescan memorias.
No olvidar que hay muchos sin opción a elegir:
Hambre en huesos,
heridas en pies,
Discos en columnas desgastadas por largos
recorridos
hechos cargados,
retrasando caminares…
y estos mis pies descalzos,
no encallados,
deben mantener promesa
de ver al otro y sus lamentos.
Aquel que mucho tiene, ha de valorarse su sudor en frente.
También los hay, los que padecen
con igual sudor en frente.
Que sobre tierra comen lo que tú desechas;
buscan ropa vieja a cubrirse en banquetas
que del aire libre,
se convierten en parte del paraíso terrenal
Pueden calzarse mis pies, ¡pero no!
Tienen que hacerte girar.
Entender de necesidades,
de lujos no necesarios,
de necesitarse los unos a otros…
¿Y que no debo sobre mis caminos entorpecer alegrías, con tristezas que abundan?
¿Que bien puedo ser parte de manos que entregan y con ello no sanaría ni un mínimo de miseria que habita?
¿Y si cambias al Uno…y ese Uno sobre el otro?
Y si solo bastaría una gota de agua en boca sedienta,
para que pueda esta, hablar por los sin voz…por los que muy cerca están?
Pasos que sobre tierra devastada ando,
para no olvidar:
que en vapor caliente se relajan mis arterias,
en frío se enferma mi sangre circulando,
que la tierra he de pisar
y aún con alas
para enfilarme lejos,
de este desolado hogar,
no me marcho…
¡Por ella lloró!
De esta tierra tan descalza,
por ella,
no requeriré mis amplias alas.
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(Décima)
Omóplatos ensanchados.
Un respiro, madre tierra;
habrá quien desee ser hiedra,
de muros irse agarrados,
para valerse abrazados.
Sanar si el dolor duele;
aroma, hierba que huele.
Hablar por aquel que muera.
Ser uno por el que entierra
y la victoria anhele.
La libertad de esta cruz
(Hay jarabe panotos,
para procesos crónicos)
¡Ha sido dado a la luz!
que quien compre, sane o cruz.
A no ser que la vacuna,
siendo hija de la Una,
sea la vía fiable
quien creó; ¡recomendable!
¡O de esta, salto en cuna!
Porque si algo sabemos,
este cruce infinito,
muerte da finiquito;
en irnos-nacer, ¡volvemos!
Es lo eterno que vemos:
para el camino andar,
retornar pasos; reanudar,
De manos, cual amor materno.