La columna de: Katherine O. Rocha
“Tengo una jornada que me exige y no da nada
tengo tantas cosas que no puedo ni tocarlas
tengo instalaciones que no puedo ni pisarlas
tengo libertad entre un paréntesis de hierro
tengo tantos derechos sin provechos, que me encierro tengo lo que tengo sin tener lo que he tenido
tienes que reflexionar y asimilar el contenido”.- Textos de Soandry del Río (Poesía Cuba)
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“Sangre que a mi piel transparenta”
¡Oh, sangre, que de rojo salpicas el
camino que al alma nos conduce!
Sangre que a mi piel transparenta
y a la humanidad ciega,
limitándonos al olvido
de un merecido amor…
Dime, ¿Por qué has teñido mis sentires
al punto de dolerme
tu miedo al amor
por otros,
y a mis raíces profundas?
¿Acaso te han descolorado con sinsabor
la vida?
¿Te han lastimado la inocencia
vista, perdida?
¿Has sido roto, niño
que hoy de adulto,
ya no puedes mis ojos
mirar?
¡Sálvate a ti mismo
del repudio, hermano!
Has dado vida, como a tantos;
hermanas naciones, pues los pies
misma tierra pisan.
¡Sálvate de ti mismo!
¡Sangre que lastimas cuando no
conduele!
Por ti, héroes mueren
a despertar conmoción.
Las noches, como los días, ofrecen
mismo sabor de existencia.
Los nobles de corazón
a toques humanos, divinos
suavizan el alboroto de los desnudos
de emoción.
¿Ves diferencia entre pieles rojas, blancas,
negras, entremezcladas?
¿Logras verla si la herida se derrama
sobre la cama de la eterna morada?
Dí, para comprender
y no juzgarte.
Para no caer en mismo
fallo,
de esta tan sentida separación.
Duele verla derramar
porque es sangre
que tiñe rojo
mis cansados ojos
de llorar…hermano.
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(Décima)
Tengo en mi roja sangre
una raza mancillada,
esclava y humillada.
En herida con vinagre
abren más, ¡es mi desangre!
que no deja de quejarse
que en mis hijos no ha de darse
si mi raza, pieles muchas
de respeto aún sin luchas,
educados, a de amarse.
Es de herencia la visión,
olvidar antiguas pugnas;
misma sangre que repugnas
siendo parte en división.
Por deber, yo en sanación
a los hijos sin parientes,
ser hermana, si lo sientes.
No negar su dignidad
ni entender normalidad.
Si les duele, no fomentes.
Raza llama al humano
dejarse en sí observar.
No es principio maltratar
ni negarles nuestra mano.
De sus miedos, ni me afano,
traspasando a descendiente,
separando a mi gente.
Práctica, no es de extrañar;
a más grupo, más por sanar,
así nos manejan la mente.
Porque si dentro miramos,
no es amor la gran lucha
a reforzar, si no escucha,
la humanidad que buscamos.
Unir, es lo que ansiamos
y recobrar la unidad.
Con ello, la paz, hermandad.
Sin guerrero, no hay guerra.
Sin división, poder por tierra.
Siembra debida, heredad.
¡Es mi pluma, voz ardiente!
Respaldar lo que es justo:
El derecho no es tributo.
Las entrañas están hirientes
¿Hay bondad hoy, en la gente?
¡Mismas aguas he nacido!
¡Mismo vientre fue mi nido!
Esta queja que silencia
cumple ya su penitencia
a resituar lo perdido.
Es mi pluma misma tuya,
del que escucha al Señor.
Que no debilita el amor,
más se deja que esta fluya
a fortalecer la suya;
la que espera resurgir,
en igualdad insistir,
sin haber por medio reclamo.
¡Ni soy esclavo, ni amo!
Pido solo digno vivir.