Marcó su gol (Messi llega a 600 goles a 14 años del primero que anotó con el Barcelona) 600 para dejar, casi, sentenciado el pase a la final y, sentado en el suelo y golpeándose el pecho, dio la sensación de celebrar algo más que una victoria. Messi, bigoleador y magnífico, mostró una imagen que recordó a la de aquella noche en que se remontó al PSG con Neymar en plan estelar.
Pero, de alguna manera, y quizá sin saberlo, Leo le regaló al barcelonismo militante, al barcelonismo de siempre, una dulce venganza.
El Barcelona de Messi, tal y como será recordado por siempre, lleva en el escenario más de una década regalando noches para el recuerdo, actuaciones memorables que se hace difícil ir guardando en la retina y, de paso, va dejando atrás viejos fantasmas que siempre permanecieron en el ánimo del hincha.
El Barça acabó por (Messi pone al Barcelona a las puertas de la final) ser lo que decidió Messi y el Barça de Messi arrancó una sonrisa franca a quienes en este mismo estadio lloraron en 1976 por el Barça de Cruyff, derrotado por un gol de Toshack en la ida e incapaz de remontar en la vuelta de Anfield, despidiéndose en unas semifinales de la Copa de la UEFA que repitieron guión 25 años después, en 2001, sentenciadas por un penalti de McAllister.
Ni Cruyff ni (Barcelona se reencuentra con el Liverpool en un choque de estilos en semifinales) Rivaldo pudieron reinar en Anfield y conducir al Barça… Como tampoco pudo Ronaldinho en 2007.
El Liverpool ganó por 1-2 en el Camp Nou y el equipo de Rijkaard venció por 0-1 en Inglaterra, gol de Gudjohnsen, para quedar eliminado en los octavos de final y comenzar el cambio de guardia en un equipo que ya iba despidiéndose de Ronnie y saludando a Messi, presente aquella noche y que probablemente se dijo a sí mismo que algún día se tomaría venganza de esa eliminación.
Falta, cierto, aún la vuelta y en un estadio mítico capaz de derrumbar por 4-0 al Real Madrid no puede darse nada por hecho. Tal como recordando que hace un año la Roma le volteó una eliminatoria imposible. Quizá la diferencia es que ahora Messi quiere “esa Copa tan linda” con tal determinación que se antoja imposible imaginar quien pueda evitarlo.
