Dominicana: “un país muy especial”

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Por: Puly Gomez

La República Dominicana es un país muy especial, no hace mucho frío, ni tampoco mucho calor, además posee, el sol, la luna, las estrellas y unas cuantas cosas que nos hacen únicos. Entre ellas, cocos, palmeras, montañas y playas. 

Los dominicanos somos; laborioso, alto, mediano o bajo de estatura; delgado o grueso; feo o buen mozo; blanco, indio o moreno, o sea constitucionalmente somos blancos o indio, porque así fue establecida la nación, así no nos confunden con Haití.

Por aquí pululan los aduladores, estos proporcionan un gran servicio terapéutico a muchos cabezas huecos de tantos que abundan en esta tierra tan especial. Nadie que sea adulado podrá estar deprimido ni ser pesimista… Activos, ágiles, saludables, espirituales y optimistas estarán siempre aquellos que gocen del privilegio de la adulación. 

Aquí la vida no es cruel ni bella; ni más ni menos, la vida es lo que es.  Este es un país donde abundan los generales prietos, blancos, morenos, indios; bajos o altos de estatura; adolescente, jóvenes y viejos; analfabetos, políticos y publicistas; mancos, cojos, jorobados o derecho, nacionales y extranjeros, prudentes honestos y libertino. El general disfruta de todos en este país. 

La República de hoy es un paraíso, somos «libres”. Hay casas grandes, lujosas y con verja-cárcel, guachimanes y perros. Casa chiquita o mediana, con rejas y candados. Aquí abundan los grupos financieros de animales con saco y corbata. Dominicanos por accidente, identificar un dominicano es una tarea muy fácil, si son Hazim, Bermúdez, Heinsen, Bournigal, Hazoury, Chang, Brugal, Bonelli, Lama, Vicini, Chaede, Marioti y otros ilustres más, son los auténticos como dirían Francisco Moscoso Puello y Josefina Báez. 

En este país llueve con mucha frecuencia; y cuando es agua, sucede igual que en los demás países, de arriba para abajo, cuando llueve otra cosa el fenómeno es distinto. 

En el país se han escrito muchos libros; lamentablemente son pocos los leídos, rara vez encontramos una biblioteca. De todo modo, tenemos muchas bancas y galleras, no necesitamos Banda de Música… ¿Para qué? Omega, El lápiz, La materialista, la insuperable, Los teketeke y otros ilustres maestros musicales jamás pasaron por ninguna. 

¡Así es mi país de especial!

Nota: este trabajo en su mayor parte ha sido tomado de «Cartas a Evelina”, escrito por el doctor Francisco Moscoso Puello. 

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