Los medios de comunicación y el morbo: Influencia en la sociedad

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Por: Eridania Recio

Para nadie es un secreto que los dominicanos estamos arropados por la delincuencia, los atracos, los asesinatos, las violaciones, los feminicidios, en fin, la trágica noticia está a la orden del día, las personas tenemos miedo de salir a pasear, a divertirnos, a cenar con la familia fuera del hogar y lo peor, sin ninguna esperanza de mejorar.  Sin embargo, sería bueno analizar profundamente el papel de los medios de comunicación ante esta funesta situación.

En nuestro país existen decenas de medios informativos muy activos, entre periódicos, noticiarios de radio y televisión, digitales, programas de panel, entrevistas y comentarios, etc.; aparte de las redes sociales como Instagram, Facebook, Twitter, que también vienen siendo medios de comunicación virtuales. Si bien es cierto que su principal objetivo y responsabilidad es informar con veracidad y respeto a la población de cuanto ocurre, no es menos cierto que las informaciones influyen grandemente en la conducta y proceder del individuo, en la percepción auténtica de nuestro entorno, y más aún cuando se trata de noticias nocivas como las que hacemos referencia.

En la actualidad, los medios de comunicación están contribuyendo de manera vertiginosa con el morbo ya que, en su afán de vender, ganar lectores o audiencia, se han convertido en informativos sangrientos. A menudo en las primeras planas de los periódicos, las principales de los noticiarios, asoma como tema preferente la tragedia, revelando como si fuera un espejo social que los dominicanos sentimos más interés por esos sucesos que por otras noticias que deberían ocupar un lugar predominante en nuestra forma de informarnos.

¿De quién es la culpa?

Lamentablemente, tendríamos que confesar que la fascinación por lo macabro en una generalidad de la población mueve a esos medios a llenar sus titulares principales de casos espantosos, como si la República Dominicana tuviera en ese panel informativo una proyección de lo que supuestamente es nuestra realidad como país. Sin embargo, todos sabemos que no es así. Los ciudadanos dominicanos, en su gran mayoría, somos gente abierta, educada, amable, que abre las puertas de su casa para ofrecer lo que tiene, que comparte con su vecino y se integran en la sociedad conservando sus principios y valores. Es cierto que algunos se van diluyendo por cuestiones como el materialismo, el egoísmo, la ausencia de disciplina, la falta de espiritualidad o las envidias, entre otros factores, pero en esencia, no se nos puede definir por lo que aparece de forma avasallante en noticiarios y diarios. ¿No deberíamos tomar una actitud de rechazo ante ese tipo de información, que no solo es nociva, sino que retroalimenta a la violencia?

No obstante, los medios de comunicación no están libres de culpa, porque en su papel social también se encuentra orientar y no desfigurar, construir y no destruir, ser precisos y no oportunistas, y cuando proceden a resaltar esas noticias por encima de las realidades sociales inherentes al discurrir nacional, las que de verdad vivimos todos, se están deslegitimando a sí mismos. Por lo tanto, ellos también deben reflexionar y, en el caso de sus directivos, proceder con absoluta responsabilidad. Los medios de comunicación son parte esencial de la educación social, asuman ese papel, que también les corresponde.

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