Se acerca el día en que todos los dominicanos celebramos el ser que nos cargó en su vientre, que nos dio la luz, nos abrigó entre sus brazos, nos crio con sacrificio y aun después de mayores nos sigue cuidando y consintiendo como si fuésemos niños, en fin, se acerca el DIA DE LAS MADRES.
Pero sabemos que todos los días son de ella, son de esa mujer que solo tiene amor, bondad, cariño y sacrificio para sus hijos, por eso no debemos celebrarla un día, ni regalarle un día, más bien cada día debemos hacerla sentir la mujer más feliz de la tierra con nuestro comportamiento y nuestro amor.
Quiero en este artículo tan emotivo compartir una historia, la historia de mi madre. Ella lleva por nombre Maria de la Paz, mis abuelos sintieron que sería una persona que solo traería paz a sus semejantes y así ha sido. Ella tuvo ocho hijos, se le murió el más pequeño y crio siete, ¿saben cómo?, con el sudor de su frente, trabajando de obrera en un almacén de tabaco, trabajando de lavandera en viarias y de doméstica en casas de familia para llevar el sustento a sus siete hijos, (seis hembras y un varón), no tuvo ayuda, el padre de sus hijos la abandonó a su suerte, pero no desmayó, siempre con la frente en alto tratando de dar a sus hijos una educación hasta donde le fue posible.
Hoy, con 99 años y faltándole solo meses para cumplir los 100, Maria de la Paz disfruta su cosecha, lamentablemente ha visto morir dos de sus hijas, pero gracias a Dios los demás se ocupan de ella.
La vida de mi madre ha sido un ejemplo, no solo para su familia sino para la sociedad, desde que tenemos uso de razón la hemos visto en la iglesia ejerciendo en la orden mercedaria, siempre vestida de blanco, siempre participando en reuniones, siempre dirigiendo grupos, siempre visitando los enfermos y cumpliendo con las personas que han perdido a un ser querido, en fin siempre contribuyendo con el bien común y dando su amor infinito al prójimo.
De esta manera Maria de la Paz, ha sido en varias ocasiones reconocida llegando incluso a recibir el mayor galardón de la orden mercedaria en la Iglesia nuestra señora de Guadalupe de Las Caobas, donde se dieron cita decenas de feligreses a celebrar con ella este importante evento.
Esa es nuestra madre, una madre de gran corazón, un ejemplo a seguir